BRASIL, 2018-2019
Fotografía digital y analógica 120
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Caminantes I. São Paulo

SP Caminante DSC_2948

Caminantes II. São Paulo

SP Caminante DSC_2949

Caminantes III. São Paulo

Padre, hijo y globos DSC_2945

Padre, hijo y globos I. São Paulo

Padre, hijo y globos 2 DSC_2914

Padre, hijo y globos II. São Paulo

Avenida Paulista 1

Avenida Paulista I. São Paulo

Avenida Paulista 2

Avenida Paulista II. São Paulo

Avenida Paulista cruce

Paulista y Bela Cintra. São Paulo

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Tránsito I. São Paulo

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Raul, el rockabilly. São Paulo

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Raul, el rockabilly. São Paulo

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Johnny Cash. São Paulo

SP Pintores DSC_2967

Dos pintores descansan. São Paulo

SP DSC_2997 reencuadre

Abuela y nieta. São Paulo

Árbol y carro DSC_3091

Implantación. São Paulo

1 La mano (15)

La mano. São Paulo

Piernas en árbol 1 (11)2019

El tocón. São Paulo

Maniquíes 1 (2)

Mercado. Rio de Janeiro

Calle y caras 1 (10)

Tránsito II. São Paulo

El fiambrero 1 (3)2019

Rodrigo, el fiambrero. Rio de Janeiro

1 Lucas y (3)

Tchelo y Lucas, Quebrada Queer. São Paulo

BRASIL

por Carlos Yushimito, escritor

Hay rostros en la multitud que la mirada del artista rescata del anonimato. La intimidad se revela entonces como una potencia. La imaginamos también perdida, por un momento, en el tránsito del paisaje urbano, duplicada por las dimensiones intolerables de la metrópoli y por las texturas no percibidas de su hormigón y de su vidrio. En el optimismo vertical de la ciudad, apenas llegamos a percibir su agitación. En sus reflejos suponemos una ciudad despreocupada de sí misma. No hay experiencia estética –decía Shelley– si el acontecimiento que la produce no es compartido con alguien más. Por eso el deterioro del tiempo se encuentra siempre en la espera paciente de un reconocimiento. En la ciudad de Escher también la geometría del espacio confundía, como en la avenida Paulista, el ciclo infinito del movimiento. ¿Será que, atascados como están ahora en ese flujo, los seres capturados por la imagen experimentan, en la confrontación de la lente, una especie de liberación? Esa animación es también percibida, vibrátil a su modo; proporciona a las historias acogidas transitoriamente por el rostro humano, una especie de vida fragmentaria que se libera a través de los gestos, íntimos e irreconocibles. De allí que sean gestos empecinados, imperiosos y frágiles como el tejido radical del árbol que, tras su aparente confusión, impone sobre la historia apenas estrenada del pavimento su memoria de árbol.